El Naranco, fue un punto de vital importancia estratégica durante la guerra civil en Oviedo, constituyendo primero, parte del cerco fortificado sobre la ciudad durante 1936 y campo de batalla de ambos bandos en 1937.
Las huellas de meses de combates son innumerables tanto en sus puntos más altos como en algunas de sus laderas, con restos de trincheras, observatorios, bunkers de hormigón, y refugios cavados en la roca, a los que se suman incluso algunas de las pistas actuales, construidas para el suministro de las posiciones más altas.
Excavadas por Alfonso Fanjul entre 2012 y 2014 algunas de estas fortificaciones fueron la base de las primeras investigaciones arqueológicas de la guerra civil en Asturias, un patrimonio militar que se muestra por primera vez al turismo.